UNA INVASIÓN CONSENTIDA
La
Es una proyección de nosotros mismos capaz de contenernos físicamente
Una burbuja de vida privada
Cuando visito la habitación de otra persona, no puedo evitar fijarme en todos los detalles
Siento que sus habitaciones me comunican algo nuevo y complementario sobre ellos
Creo que cuanto más abierta es una persona, más permisiva es para que otra gente entre en su habitación
Entrar en la habitación de alguien es un acceso a su intimidad
Algo cercano a una invasión consentida
La primera vez tiene algo casi sagrado. No pocas veces me quedo parado en el umbral
En ellas se plasma nuestro esfuerzo decorativo a largo plazo y las pequeñas imperfecciones del día a día
Es inevitable que una habitación se contagie de la personalidad de su habitante tras un tiempo razonable
Ya sea de forma consciente o inconsciente
Reconocer el espacio genera una cercanía con esa persona
No juzgo, solo observo
Guille Pavón Gray